Rodrigo Galarza
(Caá Catí, Corrientes, Argentina, 1972). Desde el 2001 vive en Madrid. Es profesor en Letras. Cofundador del Grupo Literario «Pájaro de Tinta» y director de la revista del mismo nombre. Ha obtenido entre otras distinciones el 1er y 2do Premio de Poesía Los Creadores en la Universidad del Sol (U.N.N.E) edición 1998, como así también la del 2000; Primer Premio de poesía del Certamen Anual de la Subsecretaria de Cultura de Corrientes (2004); Primer Premio de Poesía del Certamen Provincial de Poesía y Narrativa 2003 convocado conjuntamente por la Sociedad Argentina de Escritores y el Círculo Arte y Letras de Valencia. Ha publicado: Soles dormidos (poemas1992); Cuentionario (1994,1er Premio del Certamen Anual de la Asociación Correntina de Cultura Inglesa); Diluvio en la memoria (poemas,1995); Ráfagas de pájaros (poemas, 1997, Premio Peirotén de Publicación, Asociación Santafesina de Escritores), Relámpagos de crepúsculos (poemas, 2000, Edit. Pájaro de Tinta). Figura en Twenty Poets from Argentina-Poetry of the Nineties (2004 Redbeck, Bradford, Inglaterra, traducción de Graham Yoll y Daniel Samoilovich), Nueve poetas argentinos (Editorial Arquitrave, Bogotá, Colombia, 2004), El desierto de la sed (Amargord, 2005, Madrid), Los poetas interiores (una muestra de la nueva poesía argentina, selección y prólogo, Amargord, 2006, Madrid), 17 tangos y algo más (selección y notas; Amargord, 2007, Madrid), Odiseo en Lavapiés (Amargord, 2007, Madrid), Parque de destrucciones (El suri Porfiado, Buenos Aires, 2007; Amargord, Madrid, 2008), Dietario del sur (Subsecretaría de Cultura, Corrientes, 2009; Rulesa Rusa, Madrid, 2016), Criollo del universo (selección y prólogo de la obra de Francisco Madariaga, Editorial Pretextos, Valencia, 2014), Urubamba (El suri porfiado, Buenos Aires, 2016; Polibea, Madrid, 2018). Es suya la novela El agujero que integra Trilogía de Corrientes, por la que obtuvo el Tercer Premio Municipal de Novela, Córdoba, Argentina, en 2018. En Madrid se ha desempeñado como editor y director de la revista de estudios poéticos Amargord. Actualmente imparte clases de Escritura creativa en bibliotecas públicas de Madrid y escribe una página quincenal de poesía “El asaltante veraniego” en el diario El Litoral de Corrientes.
Poemas de Rodrigo Galarza
Dietario del sur
(2009)
Auto de Fe
Si no fuera que a veces los astros galopan en mis costillas
desatando una música que parte del barro que soy, recuerda y celebra.
Si no fuera que en mis espaldas alguien
–cuyo rostro no he visto-
ensaya absurdas cartografías, mientras ciego huyo de mí mismo.
Si no fuera que existen tantos imposibles arracimados
en la linde mi boca,
no creería en un dios con minúscula,
títere y tan ocupado de sí mismo
que a veces
se confunde de altar y reza al hombre
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Hay algo desesperado que vive en el fondo de mí y me saluda con pañuelos de sangre.
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A veces tomo trenes equivocados que me llevan a mí mismo. Otras veces me quedo en el andén esperando a un huésped extraño que traba pactos con mi insomnio.
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A Jorge Sánchez Aguilar
Vi surgir de los esteros un carruaje bordado en llamas
lo vi perderse entre mi pulso y las alas quietas de una garza:
era Elías
timoneado por un gaucho arisco
con las espuelas resplandeciéndole las sienes.
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Quizá haya sido una flor.
Todavía su dentellada huele a sangre.
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¡Pascua! pascua te decís y dinamitás los puentes.
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Nada rige este abandono, salvo haber sido el Salieri de todos los mendigos del mundo.
Otro Edipo
No preguntarás por el enigma de la Esfinge,
sólo entrarás a la ciudad y reinarás con tus andrajos.
Nadie preguntará por la vejez de tu dolor
ni por tu voz entregada a los vientos de la muerte.
No heredarás la tierra pero sí un estigma de fuego,
y sin embargo y todavía el canto
levantará otra ciudad desde las ruinas.
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Levántate y anda!
que Lázaro te espera para que con tu llanto humedezcas sus mortajas.
Variación de un poema de A. E. Lahitte
En el fondo de vos un dios oscuro se convierte en tu siervo
y no sabés cómo humillarlo,
cómo crearlo a tu imagen y semejanza.
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Pensás en el barro y sos el barro.
Le insuflás tu aliento y mirás hacia arriba.
Luego desconfiás, que lo que arde en tus manos
sean estrellas.
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Sicario de mí
me pedís que te salve y voy a tu encuentro
haciendo de tus lágrimas un enjambre de puñales.
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He morfado todos los abandonos del mundo,
he masticado cado uno de sus silencios
hasta sentirme amado por una recóndita parte de mí.
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No son las aguas las que me sostienen
sino su delicada orfebrería de engarzar diamantes en mi boca.
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Abrir el pecho de un pájaro
y encontrar destrozadas las partituras de la tarde.
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A Élida Manselli
Todavía me aguardan todos los perdones
toda la gracia oculta volada por pájaros invisibles,
aquí mi caballo no bebe agua
sino un salvaje galope cercano a los patos
que descifran en el cielo
los últimos precipicios del día.
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En el altar de sacrificios
es el jaguar un puñal por brillar
olfatea el ciervo su muerte
pero una vez más
-mordiendo con cautela la gramilla-
celebra la intemperie
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Barre el viento las hojas del suelo
les pone nombre
lo que silba no es viento ni las hojas
sino esos nombres que trajo el otoño