Robinson Quintero Ossa
(Caramanta, Colombia, 1959). Poeta y ensayista. Licenciado en Comunicación Social y Periodismo por la Universidad Externado de Colombia. Libros de poemas: De viaje (Fundación Simón y Lola Guberek, 1994), Hay que cantar (Editorial Magisterio, 1998), La poesía es un viaje (Colección de Poesía Universidad Nacional de Colombia, 2004), El poeta es quien más tiene que hacer al levantarse (Catapulta Editores, 2008). Textos de investigación literaria: Catálogo Centenario José Asunción Silva 1896-1996 (Banco de la República, 1996) y compilación de Colombia en la poesía colombiana: los poemas cuentan la historia –Premio Literaturas del Bicentenario del Ministerio de Cultura– (Editorial Letra a Letra, 2010). Textos de ensayo: Un panorama de las tres últimas décadas para el libro Historia de la poesía colombiana (junto a Luis Germán Sierra, Casa de Poesía Silva, 2009) y Libro de los enemigos –Beca de creación artística–Alcaldía de Medellín, 2012– (Editorial Letra a Letra, 2013). Libros de periodismo literario: 13 entrevistas a 13 poemas colombianos [y una conversación imaginaria] (Fundación Domingo Atrasado, 2008; Letra a Letra, 2014) y El país imaginado: 37 poetas responden (Editorial Letra a Letra, 2012). Publicó recientemente su libro de juegos literarios La máquina de cantar. Colección de juegos literarios del profesor Rubén Quirogas (El Aguijón Editores, 2015). Con el músico y poeta Fernando Linero conforma la agrupación musical El poeta canta dos veces.
PODCAST DE POEMAS DE ROBINSON QUINTERO OSSA
POEMAS
Pintura con pájaro
Todo el color del lienzo es nieve.
Nieve sobre las cumbres, por las colinas, en los bajos tejados de la casa solitaria.
En el camino que se curva y que nadie recorre, nieve.
Y en el recodo de un río, un árbol pelado de hojas sostiene apenas sus varas.
Y sobre una de las varas una pequeña mancha roja.
Poema con naranjas
para Luz Eugenia Sierra
Las naranjas en el aguacero
perladas de resbalosas gotas
como suspendidas en la bruma
No pierden su llamarada
Más amarillas irrumpen en el verde
en las húmedas varas
en el color del agua
Me acojo a su alegría que escampa
Amo este sol entre la lluvia
Peluquero
Sólo ante un dios inclina uno la cabeza
y cierra confiado los ojos
Sólo ante un dios entrega uno sus pensamientos
indefenso y sin miedo
El poema es el oficio de las manos de un hombre
Un dios sostiene firme el pulso del peluquero
Una historia
Y aprendimos del yolofo, el pájaro azul turquí que canta sólo cuando vuela, nunca posado en los árboles.
Del pájaro ubus-ubus, de una sola ala, que para volar necesita del ala de su pareja.
Del pájaro septicolor, de tramadas transparencias en el viento de un poema.
Del pájaro Gipaeto, cuyos ojos son escarapelas.
Y sentados, le oíamos largamente, mientras de su boca volaban más pájaros extraordinarios. Y entre más maravillosos parecían, más felices escuchábamos…
Y aprendimos que si alguien dice algo según su sueño, alguien otro lo oye desde el suyo.
Tres versos
para Fernando Linero y Rafael del Castillo
Tres amigos que caminan juntos
en silencio
tienen un mismo corazón
Hombre que pasa
El hombre que pasa y es sólo una mirada
¿de qué lugar viene
qué amigos frecuenta
por cuántos hijos ríe
de cuántos muertos vuelve?
El hombre que pasa y es sólo un gesto
¿qué oficio desempeña
qué moral defiende
a qué edad marcha en este intrincado camino
de mañana?
Yo lo veo seguir sin saludarme
sin despedirse
confundiéndose entre la gente después de ser yo
para él
lo mismo:
el hombre que pasa y es sólo una mirada
Muchacha a la que levanta la falda el viento
Gira sonrojada en su torbellino
danza en una nube de arrebato
indefensa en el ventarrón:
rosa eres
abierta de pronto en medio de la calle
Canción del chofer en el parabrisas
Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre:
colinas de altos pastos rojos
un río de brillantes peñascos
una montaña escasa de luz
y otra cumbre más distante donde ya es la noche
Un cielo color granate
y un viento que entra con sus pájaros en el crepúsculo
también de viaje
El temblor de los platanales por la carretera
las aguas estancadas en las zanjas
los abismos por los desfiladeros
El oscuro sonido que se hace debajo de los árboles
y la última luz viva de la tarde
todo en viaje hacia la noche
Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre
La otra Ítaca
Siempre se ha dicho:
el camino es largo
Para arribar a tal o cual Ítaca
hay obstáculos
extravíos
y pocos atajos
Se necesita de algo más que ardentía
y arrojo
Y se dice también
que al final de la ardua jornada
espera a cada uno la recompensa:
la paciencia es hermosura
después de la niebla hay sol
sacrificio añade sabiduría
Pero sé de lugares jamás encontrados
en los que el hombre ha quedado
en la intemperie
Si no es la dicha el mismo camino
si no es cada paso el puerto
no lo emprendas
No siempre se nos espera
No todos llegamos a tiempo
Flotas
Jorge Ortiz –artista plástico– ama los buses pintados
completamente de amarillo
Los ama también desbordados de rojo
azul
y verde
de blanco negro y gris
Pero a la hora de viajar prefiere las relucientes flotas
de tonos amarillos
Limón
retama
u oro
sin franjas ni bordes de otras tintas
Los buses que cruzan incendiando la noche
Los lienzos vistos en sueños
Ayudantes
Desde niño admiré su osadía de viajar
colgados del borde de las puertas
de los buses
asidos a una manija por una mano de aire
Equilibristas de la carretera
a quienes el viento les ceñía una máscara
Trotamundos que sortean el filo
de los precipicios
Ubus-Ubus: pájaros de una sola ala
los llamaría Apollinaire
Hormigas
Descansen descansen laboriosas
Toda la jornada
debajo de la mesa
han cargado
rumbo al escondrijo
las migas de mi comida
¿A qué tanto afán?
Les diría:
cosechen ahora
vendrán días de escasez
Pero el poema es azaroso
–llevará tiempo–
y otras migajas rodarán al piso
junto al papel hecho trizas
No apuren pues obreras
Tengan alegre recreo
Que yo
como otra hormiga
–solitaria–
seguiré mi tarea
hasta que no caigan más de mi mesa
estos versos
Sin amor
Camino por los baldíos de la ciudad
me complazco con el ruido de las hojas
silbo a los pájaros
espanto a las palomas
Sin amor canto en medio del mundo como en el centro
de un solar antiguo
traigo otra vez a casa mis afanes
miro desde mi ventana las horas
permanezco
persevero
doy de comer a las palabras
Pasajero
El que es pasajero y nunca emprendió viajes
a esos lugares de donde llama
su alma
viaja ahora en este poema