Miguel Ángel Chávez
(Ciudad Juárez, 1962). Poeta, narrador, periodista y promotor cultural. Columnista del tabloide PM de Ciudad Juárez. En el periodo 2015-2016, ostenta la beca del Instituto Chihuahuense de la Cultura Creadores con Trayectoria del Programa David Alfaro Siqueiros. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, UACH-UACJ, con diplomados en Periodismo Político y Novela. En narrativa ha publicado: Policía de Ciudad Juárez (novela, Océano, 2012), ¡Sexo a la mexicana! Y más historias del país de la eterna crisis (libro colectivo, Cuadernos de Periodismo Gonzo, 2011) y La guerra por Juárez (crónicas, co-autor, Planeta,2010). En poesía ha publicado: Obra reunida poesía 1985-2009 (Editorial Veracruzana, 2011), Poemas completos de libros inconclusos (Ediciones Sin Nombre, México, 2009), Los ángeles también van de cacería (Editorial Puente Libre, 2006), Vhala blues para saxofones (Editorial Universidad de San Luis Potosí, 1989), Este lugar sin sur (Editorial Joan Boldó i Clement, 1987) y En este rincón duerme la duquesa (Praxis Dos Filos, Zacatecas, 1984). Ha obtenido el Premio Nacional de Periodismo 2008 en la categoría de Servicio a la Comunidad por su crónica “El dulce encanto de mi embolia”, publicada en la revista Diasiete; el premio Binacional de Poesía Frontera-Ford “Pellicer Frost” 1999, por el poemario Crónicas de los hombres y tierras del norte; la mención nohorífica “Premio Chihuahua 1999”, por su libro Los ángeles también van de cacería; y el premio de poesía “Octavio Paz” 1979, otorgado por los clubs sociales de Ciudad Juárez, por cinco poemas juveniles; entre otros reconocimientos.
PODCAST DE POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL CHÁVEZ
POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL CHÁVEZ
Amor ciego del norte
Desde que las tarántulas
abandonaron los solares
y las divinas garzas
no hacen el amor
en el Río Bravo.
Desde que las mariposas
habitan en la red
y la revolución de antaño
duerme en la cama principal.
Desde que se fueron
los centauros
y dejaron desolada esta tierra
de habitantes perdidos,
estás al lado mío
amor ciego del norte.
Esta historia se escribe sin palabras
Fue una sorpresa
saber que la vida no termina en tu cuerpo
300 kilómetros de carretera
hablaron de la soledad
el amor pudo venirse abajo
como pez desmayado por un sueño
el vino esperaba la tragedia
y adelantó su pasito de muerte
abrimos la puerta
justo cuando nadie llamaba
cuando las caras de siempre
expresaban nada cada día
y
descubrimos que los barcos
zarpan
porque se hartan de tanta tierra
ahora
nuestra historia
se escribe sin palabras
perdimos la guerra
y aún combatimos
amorosamente solos
en el frente de ataque.
Cronología de fechas que señalan cómo el sentido del gusto dio origen
al acoso de ángeles encabronados
I
A dentelladas engullí
amasijos de carne, grasa
vísceras y nervios
en la primera tragantona de un animal,
cuando los tiempos y los días
no tenían número
y nunca llegaba nadie
ni nada demasiado tarde.
Cuando se separó
lo crudo de lo cocido
degusté un caldo de raíces,
tragué y mastiqué un hígado asado
de caballo salvaje.
Comí con Herodoto
extravagantes delicias
de los mares del Hemisferio Norte.
Año 803, Carlomagno era dueño
de la Europa cristiana
y yo caía hastiado
por el festín
de lechones, aves exóticas,
corazones de grandes felinos
cocinados de mil formas
y servidos en las orgías
que duraban semanas.
Supe de la sazón
por la pimienta, el comino,
el clavo y el curry,
cuando los condimentos
eran oro en polvo.
Mi paladar y apetito
dieron cuenta de todo,
desde el pollo a la ciruela.
Sin olvidar el huitlacoche,
el mole de cien chiles,
el taco, la arrachera,
las tortillas echadas al comal,
hasta la repugnancia
de la sopa lista en tres minutos.
En la cronología no escrita
que narra el arte de libar
participé y di mi visto bueno
a cada brebaje que se inventaba
o descubría al azar.
Empezó con la mamada tibia
que las matronas de la horda
daban a los lactantes del Neolítico.
Ya se probaba el agua de las charcas,
la lluvia, de los ríos,
que apagaban la desesperación
de la sed.
Fuimos evolucionando
en el dominio del líquido.
Machacamos hierbas,
chupamos frutos,
trituramos granos, remolachas
y de esa manera brotaron
los zumos, las bebidas.
Mejunjes con sabores y efectos
se registraban en la memoria salvaje.
Unos hacían dormir,
eliminaban el dolor.
Los untados curaban cicatrices,
quemaduras.
Algunos raspaban el gaznate,
eran como agua de fuego,
ayudaban a quitarnos el miedo
a los relámpagos,
nos transformaban
en otras criaturas
y hasta soñábamos sin dormir.
Recuerdo ahora
que en ese probarlo todo
aparecieron la fermentación y el alcohol.
Al andar el calendario
antes y después del Diluvio
catamos el vino,
la cerveza, el brandy, el ron,
el whisky, el ajenjo, la ginebra,
el tequila, el vodka, el mezcal,
el pulque, el coñac, el sake,
el tesgüino.
Saboreamos el café serenador,
la delicadez del té,
la pasión del chocolate.
Ya en tiempos del rocanrol
y el correo electrónico,
fue imposible educar
el gusto y el sabor,
la Coca-Cola y la hamburguesa.
Por probar de todo un poco,
estoy acorralado,
sin piedad por los seres del cielo.
II
No existió ni hay
bozal que detenga
la inquietud de mi lengua
y los arrebatos de mi boca.
Me di gusto.
Los sabores completos
de Vhala sabrosísima ya son míos.
En recorridos espontáneos
mi lengua envuelve todo
y en verdad os digo
que sus delicias son eternas.
Cabello, senos,
espalda, caderas,
vientre y piernas
saben a gloria,
a supremo manjar.
Sorber los líquidos bienaventurados
que corren lentamente
de su zona equilátera,
es una soberana patada
en la honra de todos los Mesías.
Por eso soy la presa.
Y para no morirnos
Estar tímidamente acorazado
entre vientos de repugnancia tibia
tocarte los huesos
y sentir constelaciones de ciudad.
Se les desgasta la paciencia
y para no morirse lentamente
se atan al reloj,
a la santísima moralidad
a un Dios sin cachondez
(donde nuestros orines no logran excitarla).
Para que nada nos ocurra
hay que ponerle zancadilla a Cristo,
así el bolo celestial se derrumbará
y nosotros quedaremos libres
sobreviviendo en medio de la orgía
atascados hasta el final del grito.
Son imaginación
los escalones de tu casa
el muro una fotografía instantánea
nuestros reflejos grises en la ventana
una historia vieja
que se consume en el calentador
el aroma lacónico
todo existe
mórbido yo
el preámbulo
polipigista hasta la muerte.
Que mi antorcha ilumine tu hueco
todo existe para mí
oh los retablos
oh la mirada de los ángeles de yeso
el tapiz se entusiasma con el dedo.
III
Voyeuristas
y todo a media luz
sin entonar canciones.
No eres vamp lo reconozco
no te angusties
todo existe ya ves.
Estalla la brújula
al andar tu cuerpo por el norte
que hace siglos nada dice.
IV
Somos los suicidas
que hacen el amor
y es la nada
que reina en mi ciudad.
Hay pájaros rascando la soledad en los arbustos
hay gusanos de oro centellando en la arena
calles secas
donde un río desaparece por la magia.
Somos los olvidados
el pasado de una revolución
que hoy nos jode.
La guerra
Desde el décimo dedo de sus pies
y hasta el último pelo de su cráneo
la besaré sin prisa
como quien juega al ajedrez con un novato.
Estaré con ella consumiendo las uvas en la cama,
suavemente le morderé los parpados
y besaré sus senos con cautela,
mis labios recorrerán
sus piernas
mientras los noticieros
anunciaran la guerra.
El cuerpo
El cuerpo
de
la mujer
esta compuesto
por 75 %
de agua
y un 100 por ciento
de tentaciones.
De cómo se bendice a los hijos de Sodoma y Gomorra
Por
la
señal
se la
santa pus…
parece
que
tienes
gonorrea.
Por qué no me matas
Las tardes están tristes, duquesa,
los coyotes mueren sobre las carreteras
sin ser bautizados
y la luna es tan inútil.
En la cama hay una jauría de caricias
abandonadas y trozadas,
aguas que se alejan despacio.
Acribíllame a las seis del reloj,
cuando los bosques duermen
y las ventanas respiran el retorno
de los pájaros.
Toma mi vida
y entiérrala donde pastan los búfalos heridos,
donde orinan las putas su desdicha,
en el lugar donde crece la naranja,
en barcos que mueren húmedos de nostalgia.
Ahógame, quítame el oxígeno,
corrompe mi territorio pulmonar,
siembra la flor del cáncer en mis células,
derrama la cirrosis en mis vísceras,
Haz pedazos la constelación
de mis recuerdos,
caza los animales, duquesa,
que me mantienen vivo.
Te he buscado en los espejos
para ver si dejaste un reflejo.
Las camas son encrucijadas,
el agua y la leche me entonan
melancólicas canciones
que repiten tu nombre,
buscan tu boca.
Faltas demasiado,
falta tu ruido al cepillarte los dientes,.
la danza matutina
que ejecutas para irte al trabajo,
me hace falta tu ceremonia del baño,
ya deseo que abras la puerta.
Todo está quieto, duquesa,
las cremas, las camisetas
con que duermes,
tus perfumes,
los platos del cereal,
tus bolsas de mano,
las sábanas…
Nalgas históricas
Las nalgas pecadoras
de María Magdalena
arrepentidas
piden perdón al Nazareno.
Empiezan la religión y el pecado.
El almirante don Cristóbal Colón
estaba en lo cierto:
las nalgas de la reina Isabel,
católica y caliente,
eran redondas
y muy navegables;
valían un imperio,
su poder opacaba al del Río Nilo,
eran dignas de emperadores.
Cleopatra poseía las nalgas
más finas y olorosas,
bañadas con leche,
consentidas con especies
y los mejores aceites del oriente.
Eran casi sagradas.
Las nalgas de Beatriz
bien valían
darse una vuelta por el infierno,
dijo Dante.
Excelsas, puras y letradas,
las nalgas de Sor Juana,
inmaculadas bajo el hábito
cuando ella se arrodillaba
frente al oratorio,
lucían su pureza coqueta,
como las décimas de Inés.
Rosario la musa
tiene el mejor trasero mexicano.
El vate Manuel Acuña
anda muy apendejado
por tremendo animal
y no logra ni siquiera rozarlo.
Mal amor del poeta
que decide heredarles un Nocturno
y brindarles su muerte.
Elsa Aguirre,
la bella del cine blanco y negro,
entre lágrimas y cursilerías
porta unas nalgas formidables.
La estética de su rostro
hace honor a su culo.
A veces lo presenta
en calzones bombachos
para bailar rumba
o bajo faldones de utilería.
Su piernón bárbaro
es una aceleración
que frena en su cintura.
Suculentas como un hot-dog,
refrescantes igual que la Coca Cola,
las nalgas de la Monroe
rodeadas de reflectores y glamur
se bambolean desde California hasta París.
Aclamadas y deseadas
se reproducen en las pantallas,
en almanaques
y revistas para caballero.
Son los glúteos de Hollywood hechos mito,
la pobrecita Marilyn
tiene el sueño americano
en sus caderas.
El perfume
El perfume más popular
del mundo y de la historia,
no se inventó en Venecia,
en Londres o la gran Babilonia.
No se comercializa
en Nueva York, Milán o París.
Simplemente existe y está
debajo de los calzones
de las damas.