María Inés Zaldívar
(Santiago de Chile, 1953). Poeta, ensayista y docente. Profesora de Castellano por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Magíster en Literatura por la Universidad de Chile y Doctora en Literatura por Rutgers University en New Jersey USA. Su ejercicio profesional se ha desarrollado preferentemente en el área de la docencia y la investigación, y su creación literaria ha estado vinculada en especial con el ensayo y la poesía. Es autora de los libros de ensayo Reiterándome, o la elevación frente a la negación (1994), La mirada erótica (1998), coautora de 100 años de cultura en Chile (2005) y Las vanguardias literarias. Chile (2008), y de diversos textos sobre literatura hispanoamericana y española, y crítica plástica publicados en libros y revistas especializadas chilenas y extranjeras. En poesía ha publicado los libros Artes y oficios (1996), Ojos que no ven (2001), Naranjas de medianoche (2006), Década (2009), Luna en Capricornio (2010) y Bruma (2012). Ha sido ganadora en el concurso Textos de Mujeres 1997: Poesía y Ensayo, patrocinado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en Chile. Finalista del Premio de la Crítica 2007 a mejor obra poética editada 2006 con Naranjas de medianoche. También ha sido nominada al Premio Altazor 2011 por el poemario Luna en Capricornio, obra que a su vez fue finalista en el Premio Municipal de Poesía de Santiago del mismo año. Desde 1998 es docente en la Facultad de Letras UC, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde también cumplió durante varios años funciones como directora de la Revista Taller de letras. Actualmente se desempeña como Directora del Departamento de Literatura, labor que, junto a su oficio de poeta y ensayista, sigue ejerciendo hasta hoy.
POEMAS DE MARÍA INÉS ZALDÍVAR
POEMAS DE MARÍA INÉS ZALDÍVAR
Ley de gravedad
Solitaria en su caudal
Caliente y fría
Húmeda y ardiente
Salada y olorosa
Serpenteante y sin tropiezo
es la huella que
deja en su camino
esa lágrima
que recorre tu cara
antes de caer al
vacío
La viajera
Tengo que hacer las maletas.
Tengo que hacer estas maletas
de viaje, mis maletas
de viaje.
Lo intento,
lo vuelvo a intentar,
las miro, las toco, las huelo,
las abro, las cierro,
no puedo.
Voy a hacer mis maletas.
Yo quiero hacer mis maletas,
me siento, me paro,
lo intento,
lo siento,
no puedo.
¿Qué ropa llevo, qué zapatos?
¿Qué libros, qué accesorios?
¿Qué certificados, qué papeles?
¿Qué fotografías, qué recuerdos?
¿Cómo embalar esta incertidumbre
pegoteada a la piel,
esta sensación inconclusa y
este suspiro entrecortado
por la tos?
¿Dónde, en qué bolsillo estas dudas filosas
que cortan y manchan de rojo
todo el equipaje?
¿Cómo empacar esta soledad maciza y pesada
que se da aires de sólido mármol blanco
sin que aplaste y pulverice los pétalos de estas
flores secas
que guardo entre mis poemas más queridos?
¿Y qué hago con este silencio cabrón que a gritos
me delata cuando intento embalarme en secreto?
Para qué tanta maleta, digo yo,
si después de todo
o antes que nada
a donde quiera que vaya
como siempre que viajo y
no viajo
me cobrarán sobrepeso
no tendré dinero para pagarlo
me pondrán problemas en la salida
y como siempre
de nuevo
por último
no las recibirán
a la llegada
Y, ¿dígame usted?
¿qué haré otra vez en medio de la sala de
salida o de entrada
sentada sobre ellas, mis maletas,
(pobrecitas)
esperando que nos regresen o
que por fin las acepten
con su peso excesivo de pena
saliéndose la soledad mal estibada y
este destino borroso que aparece escrito
en la identificación?
La bailarina
Con arpa y con guitarra
celebraste mi subida al escenario
con bombos y platillos me incorporaste a
tu elenco
con pitos y trompetas alabaste
mis encantos
entre risas y apretones me decías
otra, otra
pero,
¿por qué si ya se fueron los turistas
debo permanecer con el disfraz
toda la noche?
Uvas rosadas
Ya no hay uvas como las de antes
rosadas dulces cristalinas
uva de verdad
ya no hay chacra de la tía Julia en el Resfalón
hay Pudahuel Cerro Navia y uva para gringos
de mentira
oscura opaca desabrida
Ya no hay bajarse del negro Ford del Tata
útero del 53
abrir la puerta y nacer a la viña
y correr y sentir que el mundo es perfecto
perfectamente dulce rosado y cristalino
que te entra por la boca grano a grano
y te chorrea por los codos
hasta convertirte en un gran racimo
devorador y devorado por el deseo
de fundirte con la tierra
y detener el tiempo para siempre
Vanitorio
a Gonzalo Millán
En el vanitorio de la suite matrimonial
lavé tu pantera diente por diente
con la escobilla de uñas
y un poco de champú
Te peinas mirando fijo al espejo
lentamente
sin decir agua va
y mientras te acicalas
a tus espaldas
un reflejo límpido y brillante
devuelve la imagen
de un gato recién lamido por la gracia
Sentarse, tomar el lápiz, escribir
Caminar lento, pero caminar
Inventar un movimiento de cabeza
Levemente girar el cuello hacia atrás
Luego volverlo a su postura inicial y
Trizar la sal de las articulaciones
Sentir el esqueleto
Cerrar la boca
Abrir los ojos
Despejar la nariz
Percibir una tenue luz que baña los contornos
Y delinear algunas borrosas siluetas conocidas
Llorar de frío o de calor, no de sobresalto
Respirar, con cierta naturalidad, respirar
Transitando sobre las horas con el corazón acompasado
Entrar en la noche como el sol en alta mar
Dormirse al son de ruidos familiares
Despertando sin necesidad de tomar el antídoto
Para el veneno que trae el nuevo día.
Amanecer, como un dedo índice saliendo de la tierra
Naranjas en la noche
Suenan hueco contra el suelo las naranjas del naranjo
al caer
en la noche
sobre la terracita para la hora del té.
Desde la cama tibia
el golpe estremece a la familia
como la paletada de tierra
con una que otra piedra
golpeando el cajón del último enterrado
Son naranjas de medianoche, esas que sangran al amanecer
¿Cómo se dice saudade?
¿De qué color es sentir?
Fernando Pessoa
¿Cómo se dice encuentro
en una nube celeste de satín
calefacción central, chocolates
y cielo sin rumbo al amanecer?
¿Cómo se dice camino
en la ciudad de la lluvia y la neblina
que moja los documentos del viajero
en el momento de pasar al otro lado?
¿Cómo se dice hambre
temprano en el día de la fiesta
junto al patio del naranjo
con naranjas a punto de caer?
¿Cómo se dice sed
entre raíces trepadoras
que se beben tus zapatos
y los dedos de los pies?
¿Cómo se dice adiós
a la intemperie
bajo un cielo húmedo,
sin estrellas?
¿Cómo se dice tristeza verde,
en portugués?
Microondas
No me hago problemas con el Tiempo que pasa,
ni me hago cargo del río que fluye sin retorno
y su agua que no se bebe la misma dos veces.
Me aterra en cambio esperar segundo a segundo,
apoyada en el mesón contiguo al lavaplatos,
que se caliente este plato de sopa de tomates,
y oír al fin tres veces el pip, pip, pip
mientras tu recuerdo que se escurre
se congela dentro del refrigerador.
Certeza
Desde antes de conocernos
y sin decirlo durante años,
tú y yo siempre supimos
que esta batalla sería
cuerpo a cuerpo
verso a verso
y a muerte.