Lucía Donadío
Escritora, editora y gestora cultural. Es antropóloga de la Universidad de los Andes. Es fundadora y directora de Sílaba Editores. Hizo un diplomado en Literatura del Siglo XX en la Universidad Eafit, Medellín. Escribe poesía y prosa. Dirigió durante más de 10 años dos talleres literarios en Medellín: en la Universidad EAFIT y en la Biblioteca Publica Piloto de Medellín. También fue codirectora de la revista Odradek, el cuento.
Ha publicado los libros: Sol de estremadelio, Alfabeto de infancia, Cambio de puesto, Los ojos que me nombran y Adiós al mar del destierro.
Poemas
POEMAS A CAMILO Lucía Donadío
DUELO
Quiero prestarte mis ojos
para que veas hacia afuera
y pedirte prestados los tuyos
para mirar hacia adentro.
Quiero hablarte al oído cada mañana
y que me cuentes tus noches
para escuchar el susurro
del río que llevas dentro.
Quiero leer tus secretos
en las páginas
de tu vida
y que leas los míos en
una ceremonia de silencios
y miradas.
Quiero que vivas dentro de mi
y fuera de mi
en ese corazón de madera
que nos dejaste palpitando.
***
DOMINGO
Cada domingo
mueres en nosotros
otra vez
El río anega
nuestros corazones
sangrantes
La llamada infame
se repite
como eco interminable
Tu cuerpo
recorre aún
los afluentes del destino
Desde un manantial de luz
hasta el rápido
que te devoró
Sobrevives ahora
en las hojas
del comino crespo
La voz de tus ojos
no se cansa
de alabarlas
En cada cuenco de
madera
tus manos son
el palpitar del árbol
Y en nuestros ojos
náufragos
renaces a cada instante
como un pequeño sol
***
CAMILO
¿A dónde va, cuando morimos, todo lo que hemos sido?
John Banville
En la oscuridad
está el eclipse de tus ojos.
En el amanecer
está la risa de tus manos
soñando un trozo de madera.
En el sonido del martillo,
que escuchamos como
una campana que
suena a cualquier hora,
están tus manos
mensajeras de dioses
que dibujan el rostro del árbol.
En tu mesa de trabajo
está el duramen de tu vida
entre cuencos, esferas y cofres.
En tu taller
está el silencio
de los trabajos inconclusos.
En el espejo
que te busca
están nuestras sombras
que escuchan
el aleteo de tu ausencia.
***
PREGUNTA
Pregunto al río
por la verdad
de tu muerte.
Pregunto al árbol
por la verdad
de tu vida.
Pregunto al cielo
por la verdad
de tus ojos.
Pregunto al mar
por la verdad
de tu alma.
Seguir preguntando
será mi destino.
TU MUERTE
Tu muerte no termina
se siente más honda
cada día
como una gota de noche
que horada el corazón.
Tus ojos no me miran más
se perdieron en los abismos del río.
Se ahogaron tus manos
laboriosas y fuertes.
Tu cuerpo hermoso y dulce
se esfumó en la ola.
Decir te amamos
es nuestro pan de cada día.
Somos
humildes pastores de tristezas,
con lágrimas cantamos
el himno de tus ojos.
***
CAMILO SIEMPRE
Decir tu nombre es
el oficio del duelo.
Escribir tu nombre con
pequeñas piedras blancas
del mar de Sirolo.
Deletrear tu nombre
en el tapiz blanco
de una nube.
Decir tu nombre
es nuestra oración
de cada día.
Juntar nuestras
manos que llevan
como carga
las letras
de tu nombre.
Decir te amamos
es nuestra liturgia
de las horas.
***
PRESAGIO
Llegó tu muerte
antes que la mariposa negra
que debía haberla
anunciado.
Ahora llegan
pájaros y flores
que alimentamos
como si fueras tú
floreciendo en
cada aleteo.
****
HORAS GRISES
Tu muerte
sucede eternamente
a las cinco de la tarde
en el agonizar de
cada día.
Como si las campanadas
de un reloj
que nunca falta
palpitaran
con furia
en mi corazón.
Anuncian
tu muerte
otra vez,
otra vez y
otra vez.
Y de repente
en cualquier instante
de cualquier día
llega el río
y nos devora
con su turbulencia
de junio.
Y el veintiocho
de cada mes
mi alma
se hace herida
y sangra otra vez.
Y vuelves a
morir en
los brazos
del presente
eternamente.