Daniela Avendaño
(Bogotá, 1988). En algún momento adelantó estudios universitarios que nunca culminó. También en algún momento, decidió que quería dedicarle su vida a los libros; ahora trabaja en uno de sus lugares favoritos de Bogotá –la Librería Lerner– y escribe. Entre su obra publicada están los «Absurdos», «Silencios» y «Fortunas» en la colección Rueda de la Fortuna de Jübilo Editorial (2016); hizo parte de la antología Pecados Capitales de Ediciones Exilio (2019); Papelina, en la primera temporada de Dosis Mínima local (2020); Fragmentos para mesillas de noche de hospital, en coautoría con Andrés Pinzón y Adolfo Villafuerte, Editorial Favila (2020) y en 2021 se publica su primer poemario La ingeniería de los carros tirados por caballos, también por Editorial Favila.
POEMAS
MITOLOGÍA DE UN SUICIDIO (o cómo se reproducen las sirenas)
La sirena cantante
agarra al afilado viento en frágiles abrazos
para enterrarse las cuchillas titánicas del ciclón
en su vientre, su pecho, su rostro
cuando se abre en dos
su canto agonizante
se extingue
salvo el eco perenne
y se resuelve con una cola dividida,
pataleante, sobre la arena.
A través de las dos mitades
veo al útero del firmamento reclamando
los pedazos que se derraman
del cadáver cercenado por la luz,
que ahora despierta embrión
y bulle al calor de minúsculas partículas:
danzantes auspicios de dos nuevas vidas.
MAÑANAS HÚMEDAS
Me despertó el sonido de un perro
que saciaba su sed con la lluvia sobre la ventana,
un perro gigante
que lengüeteaba el cristal.
Medio ensordecida
abro los ojos,
veo la piel azucarada
que duerme a mi lado,
imito al perro:
Limpio sus ventanas,
el cortinaje,
porque la lluvia anoche fue dura.
Con la lengua
me deshago de todo rastro.
Él abre los ojos.
Se aparta con asco.
UN SUPUESTO
Y si pudieras verlo hablar,
¿lo condenarías por su hermosura?
Tal vez lo dejarías gobernar
hasta que se demostrara inmarcesible,
y entonces lo llevarías de la mano
en un viaje corto por el sabor del rocío
que nunca termina de caer.
— ¿Y si pudieras verlo hablar?
— No