Carlos Ciro
(Medellín, 1974). Es editor y traductor literario y escribe poesía y ensayo. Ha publicado traducciones al español y al inglés de autores de lenguas portuguesa, inglesa, francesa, alemana e italiana en revistas y libros. Algunos de sus ensayos han sido publicados como prólogos, estudios de introducción y como parte de volúmenes colectivos.
Desde 1996 mantiene espacios virtuales y presenciales de divulgación, estudio y análisis de la obra de Fernando Pessoa. Ha publicado sus traducciones de Fernando Pessoa en los libros: Yo soy una antología (Ed. U. de A., 2014), Sombras mías (Cuadernos Negros Ed,, 2018), Rubaiyat (Ed. U. de A., 2019), En la víspera de nunca partir (Cuadernos Negros Ed., 2021); las novelas de Valter Hugo Mãe La deshumanización y El hijo de mil hombres (Tragaluz,2016 y Tragaluz, 2018); las antologías binacionales de poesía: Poesía del ahora. Poetas de Portugal y México y Mujeres poetas. Voces de Portugal y México (México, Eternos Malabares Ed., 2018); así como el poemario Bosque blanco de la poeta portuguesa Maria Azenha (Cuadernos Negros Ed., 2021).
Orienta los clubes de lectura “Un decir esencial” y “Lecturas del desasosiego”. Su libro Resinas. Páginas reunidas (2019), acopia páginas inéditas y las series: Piedras (2006), Errancias de sombra (2009), des-hojas (2013), … tránsitos … (2016) y Virajes (2019).
Poemas de Carlos Ciro
***
entonces buscaba
un lugar entre las vetas
del barranco
distinguía algunas líneas
ferrosas entre la sílice
me dejaba llevar
por las ondulaciones
por el misterio animal
del barro
buscaba un lugar vegetal
entre las vetas de la tierra
un recinto para recibir el sol
y oscurecer su luz
letra por letra
pero mi lugar aún descendía
estaba más abajo
junto a las lágrimas
entre la cal de los huesos
mudo en su sima
***
esta tentación
decir las lentas gotas
sobre la hoja verde
redondas fronteras
del diáfano laberinto
ser más vegetal
que la savia despierte
respirando la luz
y la piel
el eco de un crujido
como tronco abatido
ya hueco
y que el viento atraviesa
ser la corteza
que apenas recuerda
***
ir de piedra en piedra
ahora que el rumor
de los árboles
se ha tornado impreciso
y en la tierra palpita
el agua más sola
ir bajo las ramas
en el torbellino
de su materia sin nombres
que ocultamos en verde
hasta tocar la desnudez
del cuándo
ir quedamente
cultivar el traspiés
con la tenacidad de la tierra
hasta ver brotar
la palabra en su ardor
***
puedo abrir la puerta
dejar que
lentamente
se pose la luz
sobre las baldosas
ver caer
desde su simple claridad
el cuerpo leve
de un recuerdo
puedo extender
esta mano
descartar los plurales
que enajenan el cerrojo
girar sobre mi propio gozne
hasta volver a verme
***
acercarse
auscultar el color
la línea de la mirada
el vago rubor
avanzar
cerrar los ojos
buscar
la precisa
la necesaria memoria
soñar
en su remedo lumínico
el gesto ya ido
contener el latido
el grano de arena
que arremolina la sed
beber siempre
una duna más
hasta que la voz
requiebre
sin eco